El inesperado destino que tendrá un edificio histórico de la Ciudad que construyó el mismo arquitecto del Colón
En una zona que supo ser la más codiciada en un momento de la historia, una empresa de casi 50 años de trayectoria decidió comprar un edificio emblemático para instalar sus oficinas.
*28 de junio de 2025*
*10:27*
Una empresa adquirió una joya arquitectónica de seis pisos para establecer sus oficinas en un lugar insólito. No es novedad que las empresas elijan cada vez más instalar sus oficinas en el norte de la Ciudad de Buenos Aires, dejando de lado el clásico Catalinas, que se mantuvo durante años en el podio de las zonas más buscadas para espacios corporativos. Sin embargo, hay quienes se animan a desafiar la tendencia actual, como el icónico edificio ubicado en la esquina de las avenidas Del Libertador y Callao, en el límite entre Recoleta y Retiro.
Recientemente, LA NACION informó que este edificio se restaurará para convertirse en un espacio de oficinas boutique, conservando la construcción original de 1928 pero adaptándose a las necesidades actuales. Además, un inmueble más se suma a la apuesta por el microcentro porteño: un petit hotel, una joya arquitectónica a metros del emblemático Kavanagh, que fue propiedad de un famoso arquitecto argentino, con más de 100 años de historia, y que fue adquirido por una empresa de cosmética para destinarlo a un único propósito: instalar ahí las oficinas de su compañía.
Efectivamente, el 25 de marzo de este año, la marca Biferdil, compañía argentina de cosmética capilar con 46 años de trayectoria en el mercado nacional e internacional, cerró la operación de compra de este histórico edificio ubicado en San Martín al 1137. Aunque prefirieron no dar detalles sobre el monto, aseguraron que fue inferior a US$10 millones.
El edificio, situado en San Martín al 1137, es vecino del emblemático Kavanagh. Este inmueble de estilo academicista francés cuenta con un total de 2300 m², distribuidos en siete niveles (incluyendo subsuelo, planta baja y un entrepiso) y se encuentra en muy buen estado de conservación.
“En rasgos generales, la estructura está muy bien, aunque realizaremos un trabajo de restauración para poner en valor el inmueble. El exterior permanecerá igual, mientras que el interior se adaptará para el nuevo fin del edificio: las oficinas de la empresa y la instalación de un micro laboratorio”, reveló Martín Saitta, director general de Biferdil en Argentina, a LA NACION. Explicó que están en diálogo con tres estudios de arquitectura para concretar cómo llevarán adelante este trabajo, cuyo plazo de finalización aún no está definido.
Uno de los aspectos más intrigantes del inmueble es que fue construido por el renombrado arquitecto Julio Dormal, conocido por haber finalizado las obras del Teatro Colón. Este petit hotel, que data de principios del siglo XX, fue su residencia personal. Posteriormente, en la década de 1940, la casa fue adquirida por un conglomerado de empresas fabricantes de cemento, entre las que figuraba Loma Negra, propiedad del conocido empresario argentino Alfredo Fortabat, que destinó la propiedad al Instituto del Cemento Portland Argentino (ICPA), que funcionó allí hasta hace unos meses.
Esta joya arquitectónica, catalogada como patrimonio histórico, tiene muchos años de vida, y aún no existía el Kavanagh cuando se terminó de construir. El academicismo francés que lo caracteriza se refleja en las simetrías de la fachada y en los pequeños balcones típicos de ese país. Además, en el exterior destacan columnas dóricas que completan el frente.
El ingreso al edificio, por donde antes entraban los carruajes, está adornado con una escalera de mármol que presenta una estatua que imita al “Discóbolo de Mirón”. Aunque los antiguos propietarios realizaron algunas modificaciones para adaptar el inmueble a la función que le otorgaron, muchos elementos se conservan originales, como la puerta de entrada que abre hacia un pasillo con piso de mármol.
El comedor es una pieza imperdible que hoy se utiliza como sala de reuniones, conservando su aspecto original. Las paredes están elegantemente decoradas con boiserie, mientras que los techos también están adornados con molduras.
La casa está llena de detalles decorativos en bronce, y muchas lámparas se conservan originales, aunque en su momento se usaban a gas y hoy son eléctricas. En el segundo piso funcionaba antiguamente un salón de baile, una biblioteca y un espacio auxiliar de cocina. A partir del tercer piso, se concentraban los dormitorios para los dueños de la propiedad y el personal de servicio.
Saitta reconoce que muchos edificios corporativos se están mudando a la zona de Núñez y Belgrano, pero explica que “nosotros estábamos en la busca de un lugar con historia y con este edificio queremos conservar el patrimonio histórico de la zona”. Destaca también los puntos a favor de la ubicación, como la Plaza San Martín y su cercanía con diversas redes de transporte.
La Plaza San Martín, una de las zonas que históricamente albergó los edificios más codiciados de Recoleta, está viviendo un proceso de revitalización, con emblemáticos edificios en proceso de puesta en valor.
En definitiva, el renovado destino del edificio de San Martín al 1137 representa una apuesta por la conservación del patrimonio arquitectónico y una oportunidad para revitalizar una zona con historia en la Ciudad de Buenos Aires.