El Desconocido Pasaje Porteño Inspirado en la Toscana Italiana
Escondido en plena ciudad, aparece una calle perdida en el tiempo con verde y flores por la que no circulan autos.
* 17 de agosto de 2025
* 10:19
* Tiempo de lectura: 3 minutos
El Pasaje Enrique Granvielle en el barrio Villa Santa Rita es un encantador rincón que evoca la belleza de la Toscana italiana. En el corazón de uno de los barrios porteños, inmortalizado por Jorge Luis Borges en su cuento “El hombre de la esquina rosada”, se esconde este pasaje lleno de historia.
Villa Santa Rita es una de las pocas zonas sin plazas ni parques en la Ciudad de Buenos Aires. Este lugar alberga un pasaje que parece detenido en el tiempo, conocido como Guillermo Enrique Granville, aunque muchos lo llaman “La Puñalada”. Se trata de una de las callecitas peatonales más encantadoras y secretas de la ciudad.
El Pasaje Enrique Granvielle mide apenas 60 metros, pero su magia lo hace parecer mucho más grande. A lo largo de su camino empedrado, enmarcado por canteros con limoneros, higueras, damas de noche, palmeritas y faroles, se encuentran 14 casas bajas construidas a comienzos del siglo XX, mayormente por inmigrantes italianos.
Las glorietas cubiertas de enredaderas y las rejas antiguas aportan una estética única. Este espacio se convierte en un lugar perfecto para que todo aquel que lo descubre se quede admirándolo.
Se encuentra en la manzana delimitada por las calles Cuenca, Campana, Álvarez Jonte y el Pasaje Julio Dantas, otro pequeño espacio empedrado característico del barrio. El pasaje Granville atraviesa el centro de esta manzana atípica, lo que le ha valido ser reconocido como “sitio de interés turístico”.
Aunque hay pocas propiedades en venta, el valor del metro cuadrado en la zona ronda los US$2035 en promedio. Sin embargo, más allá de su encanto, este lugar representa una comunidad que defiende su historia. En 2011, un grupo autoconvocado logró frenar la construcción de tres torres que amenazaban con alterar para siempre el paisaje del pasaje. En 2018, realizaron una procesión fúnebre simbólica para “velar” su callecita, en protesta por nuevos proyectos inmobiliarios que ponían en jaque el lugar.
Cada 8 de diciembre, los vecinos decoran un único arbolito en un cantero central, siguiendo una entrañable tradición. Uno de sus secretos más particulares es una pequeña biblioteca al paso: “Llevate uno y dejá otro”, se puede leer en un buzón lleno de libros ubicado en el pasaje.
El pasaje lleva el nombre del marino inglés Guillermo Enrique Granville, reconocido por su valentía en la Guerra de la Independencia Argentina y en la Guerra del Brasil. Su legado fue tan significativo que dos buques de la Armada Argentina fueron bautizados en su honor.
Aunque Villa Santa Rita es uno de los barrios más pequeños de la ciudad, encierra joyas como el Pasaje Granvielle, que reúne historia, identidad y resistencia barrial.
Fuente: LA NACION